viernes, 27 de septiembre de 2013

El dinero y La espiritualidad

 El dinero y La espiritualidad  

 

 Ultimamente he escuchado cualquier cantidad de comentarios sobre ambicionar dinero, bienes, exitos etc,  sobre lo mundano de querer riquezas, y en mi busqueda me encontre con el siguiente articulo. aqui se los dejo.
Tenìa mucho tiempo  leyendo cosas respecto del dinero, cómo las personas se relacionan con él, por que la gente critica y se queja de la situación de cualquier persona que tiene dinero;   y cómo cada uno de esos pensamientos pueden producir ideas que terminen orillando a la gente al fracaso., etc etc ...
 Pensaba como hacer que la   gente pudiera entender cómo relacionarse con el dinero, de tal manera que pudiera encontrar vías para lograr el éxito en sus negocios, sin importar si vendía cervezas o curaba ancianos en una comunidad en la montaña.
Llegué a la conclusión que el aspecto mental de los objetos reside en cada uno de nosotros que tenemos la capacidad de darle ese atributo a la cosa de tal manera que la creamos por nuestro pensamiento. Entonces, pensé, si es así con el pensamiento, deberá ser así también con el espíritu. Por lo que si la cosa tiene espíritu es el que uno le otorga a la cosa en sí, no porque lo tenga en sí misma, sino por lo que cada quien le otorga. Por ejemplo un hombre de negocios para unos puede ser un avaro y para otros un visionario, aunque en realidad él sea, para sí, sólo un hombre de familia. El hombre de negocios en sí no es en realidad sino lo que es para cada sujeto, y un hombre de negocios es lo que es para sí sin importar lo que es para otros, aún cuando para otros sea algo diferente. Así lo que resulta de esta disertación es que la cosa en sí es distinta de la cosa para sí, algo que ya decía Heidegger. Pero lo que parece surgir acá es que la cosa para sí es más real que la cosa en sí, porque el en sí de cada cosa en realidad depende de la subjetividad del que se relaciona con la cosa, de lo que es para sí.
Vayamos más despacio: Un hombre tiene un billete. Ese hombre puede ver ese billete de muchas formas. Aunque el billete como papel moneda sólo sea un billete, en su relación con el sujeto el billete adquiere una relación distinta. Ahora el billete puede ser símbolo de discordia, puede ser causa de problemas, puede ser efecto del trabajo; o puede ser símbolo de comunión, causa de paz, efecto del interés por el otro. Ahora recuerdo las virtudes teologales, fe, esperanza y caridad. Quien tiene fe en que lo que hace va a dar esperanza de un mundo mejor a toda la humanidad es quien en verdad promueve la caridad (amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos; porque es de la caridad teologal que estamos hablando). ¿Qué relación tiene todo este acertijo? Hablamos de espiritualidad del dinero en su relación con uno. Y nuestra hebra nos llevó repentinamente a la caridad.
Volvamos atrás unos pasos: Hablábamos de la relación del sujeto con el dinero, cómo es el sujeto quien le otorga un, digamos, valor al dinero. Pensemos en un valor cualitativo, que puede ser negativo o positivo, de acuerdo a la forma en que el sujeto sea en su interior. Si un sujeto dentro de sí lleva odio y resentimiento, le otorgará un valor cualitativo negativo al dinero, pero si el sujeto en su interior lleva caridad teologal, el valor cualitativo que le otorgará al dinero solamente podrá ser positivo. Esto me recuerda mucho a Einstein quien alguna vez dijo que el mal es la ausencia de Dios. Y yo podría decir que tanto el mal como la duda y todo pensamiento negativo en la mente del ser humano es la ausencia de Dios en el espíritu del ser. Entonces, en realidad todo este trayecto nos lleva a percatarnos que la espiritualidad del dinero deviene de la relación del sujeto con su virtud de caridad en la que Dios está en primer lugar y el sí mismo en segundo lugar, pues el cómo me trato a mí mismo es lo que sirve de ejemplo a cómo voy a tratar a mis semejantes. Amar al prójimo como uno mismo en realidad empieza por cómo se ama uno mismo. Y ese amor que se tiene por uno mismo es lo que va a determinar el cómo pienso y en ese pensar es que cada uno establece su relación espiritual con el dinero (y en realidad con cualquier objeto que exista sobre la faz de la tierra, pero ahora estamos hablando de dinero).
Entonces, cuando te descubras pensando negativamente sobre el dinero, piensa que en realidad tienes un problema espiritual. Un problema con tu confianza en Dios, un problema de caridad teologal; un problema de amor, un problema de amor a ti mismo.
Vayamos a la solución: El motor de mis acciones es el pensamiento, entonces lo primero es empezar a pensar en lo que me hace feliz, pues como yo me amo, amo a mis semejantes, ¿cómo amo a mis semejantes?, de esa misma manera me amo a mí mismo. Entonces, si trato mal a alguien, me estoy tratando de esa manera a mí mismo en algún aspecto de mi vida. Por lo tanto debo encontrar ese aspecto en el que me estoy tratando mal para poder arreglarlo; cuando no tenga más problemas con mis semejantes sabré entonces que me amo a mí mismo. Ese amor a mí mismo incrementará mi pensar positivamente sobre todo lo que me rodea, sobre el mundo en que vivimos, sobre la materia física que nos ayuda a demostrar ese amor que sentimos por nosotros y por nuestros semejantes. Y entonces con nuestra fe incrementada por nuestro amor a Dios y nuestra esperanza cimentada en nuestras acciones por amor a la humanidad, el dinero que llegue a nuestras manos obtendrá una espiritualidad fantástica, y gracias a ello podremos lograr muchas más y mejores cosas cada día.

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